Para que el sistema operativo pueda almacenar
información de forma segura y ordenada en un disquete, es preciso
"formatearlo".
Supongamos que estamos consultando una enciclopedia,
donde se registra una gran cantidad de información sobre temas diversos.
A su vez, para que la obra pueda ser consultada fácilmente,
se ha colocado un índice donde el lector puede ver una lista ordenada de los
temas que se tratan, así como el número de página donde se localiza el inicio
de cada uno.
Pues bien, el formateo en un disquete equivale a
numerar todas las páginas de la enciclopedia y en crear el índice que permita
tener localizados todos y cada uno de los temas a tratar.
Un disquete sin formatear tiene su superficie
"en blanco", como una hoja de papel sin renglones o un
terreno sin fraccionar, sin ningún tipo de división que permita un
almacenamiento ordenado de la información. La función del formateo consiste en
preparar la superficie del disco para que se forme una serie de
"compartimentos de almacenamiento'', a los cuales corresponde una numeración.
A su vez, con la numeración se forma un índice que permite localizar
directamente cualquier información grabada en cada uno de los compartimentos.
Es así como se forma un patrón de círculos concéntricos
denominados tracks o pistas, las cuales se dividen en porciones iguales como si
el disco (por ambos lados) se partiera en rebanadas semejantes a un pastel
(figuras 5.21 B y C). Y en cada segmento es posible almacenar hasta 512 bytes.
En el primer track o sector 0, se reserva una zona
especial donde se graba un programa muy corto de arranque y una lista de los parámetros
del disco (número de bytes por sector, cantidad total de sectores, número de
sectores por pista, etc.). Este es el sector al que se dirigen las rutinas de
arranque de la ROM, para buscar un código que permita iniciar la carga del
sistema operativo (en el caso del MS-DOS o el Windows 95, los archivos IO.SYS y
del MSDOS.SYS), para que la computadora se mantenga funcionando por sí misma de
ahí en adelante.
Pero independientemente de que el disco no contenga
los archivos de sistema (que no sea un disco auto-arrancable), dada la
importancia de los datos que ahí se almacenan, todos los disquetes disponen de
un sector de arranque. Sin él, simplemente no podrían ser reconocidos por el
sistema operativo.
Junto al sector de arranque, se graba también un índice
general del contenido del disco, el cual recibe el nombre de FAT (File
AIIocation Table) o tabla de localización de archivos.
En el formato DOS también asigna una zona para el
directorio raíz, una tabla que dispone de cierto número fijo de entradas, en
donde se recoge la información esencial de cada archivo a almacenar en
disquete.
Finalmente queda la zona de datos, la parte donde se
almacenan los archivos y programas del usuario.